
No me gusta ir al gimnasio, y descubrí la versión glam del ejercicio que es el baile, lo cual me encanta y estoy con todas las pilas.
Y aunque parezca todo fiesta, no lo es tanto, y a cierta altura el asunto se vuelve bastante complejo, se necesita expertise y se hace necesario munirse de elementos adecuados a la actividad, especialmente zapatos que cumplan con las condiciones citadas dos posteos más abajo.
Este es el cuentito acerca de unos zapatitos malditos llamado "las zandalias que no querían bailar"
Luego de zapatillas calurosas, ojotas que se salen, zandalias que se resbalan en el piso, y por último y absurdamente zandalias que se resbalan de mi pie provocando extrañas torceduras musculares... llegué a la conclusión de que por la diferencia de precio de tres pares más me compraba unos zapatos de baileee! Mi reino por unos stilettos!